viernes, 1 de febrero de 2008

Una poesia para mi amor



El porvenir de mi pasado Mario Benedetti

Eso fui. Una suerte de botella echada al
mar. Botella sin mensaje. Menos nada. Nada
menos. O tal vez una primavera que avanzaba
a destiempo. O un suplicante desde el Más Acá.
(...)

Eso fui y muchas cosas más. Un niño que
se prometía amaneceres con torres de sol. Y aunque
el cielo viniera encapotado, seguía mirando
hacia adelante, hacia después, a renglón seguido.
Eso fui, ya menos niño, esperando la cita
reveladora, el parto de las nuevas imágenes, las
flechas que transcurren y se pierden, más bien
se borran en lo que vendrá. Luego la adolescencia
convulsiva, burbuja de esperanzas, hiedra
trepadora que quisiera alcanzar la cresta
y aún no puede, viento que nos lleva desnudos
desde el suelo y quién sabe hasta (y hacia)
dónde.

Eso fui. Trabajé como una mula, pero
solamente allí, en eso que era presente y desapareció
como un despegue, convirtiéndose mágicamente
en huella. Aprendí definitivamente los colores,
me adueñé del insomniio, lo llené de
memoria y puse amor en cada parpadeo.

Eso fui en los umbrales del futuro,
inventándolo todo, lustrando los deseos, creyendo
que servían, y claro que servían, y me puse
a soñar lo que se sueña cuando el olor a lluvia
nos limpia la conciencia.

Eso fui. Castigado y sin clemencia, laureado
y sin excusas, de peor a mejor y viceversa.
Desierto sin oasis. Albufera.

Y pensar que todo estaba allí, lo que vendría,
lo que se negaba a concurrir, los angustiosos
lapsos de la espera, el desengaño en cuotas,
la alegría ficticia, el regocijo a prueba, lo
que iba a ser verdad, la riqueza virtual de mi
pretérito.

Resumiendo: el porvenir de mi pasado
tiene mucho a gozar, a sufrir, a corregir, a
mejorar, a olvidar, a descifrar, y sobre todo
a guardarlo en el alma como reducto de
última confianza.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio